#LaRonda 30: Festivales y ferias cerveceras

En esta ocasión, Cervecerías de España nos propone reflexionar con el auge de las ferias y festivales cerveceros, que se han ido extendiendo poco a poco por muchos lugares. He de decir que desconozco por completo el panorama en otras regiones, por lo que me centraré en Barcelona y su área metropolitana, quizás la zona donde más ferias se celebran, a la estela de los dos acontecimientos cerveceros con más renombre y/o tradición: el BBF y la Mostra de Cervesa Artesana de Mediona.

Como consecuencia del boom de las micros, en Catalunya ha habido un boom de las ferias, en la que la de la misma manera que ha sucedido con los productores hay una diversidad de opciones que en algunos casos se puede tildar de masificación. Es un sector joven, en pleno auge, y en la actualidad con una demanda creciente, que necesita una cierta autoregulación.

¿Hay muchas ferias en el sector? ¿Son necesarias? Pues como en el caso de los productores, el propio mercado se irá regulando, eliminando aquellas que, por calidad, o por necesidad, no cumplan con las expectativas para ambas partes implicadas: cerveceros y consumidores. No se pueden poner vallas al campo, por lo que no es posible limitar este tipo de eventos.

Yo como consumidor me encuentro en una dicotomía. El BBF me parece una feria espectacular, de obligada asistencia, en la que su envergadura y repercusión hace que estén presente productores de todo el mundo, muchos de los cuales es imposible encontrarlos en ninguna otra feria, lo cual hace que casi te tengas que preparar la visita. El compendio de actividades y propuestas relacionadas con la cerveza es insuperable. Pero por otro lado, enseguida me agobia: mucha gente, colas y algunos precios excesivos (aunque también hay "gangas" entre sus grifos), me hace pasarme un solo día temprano para poder estar "tranquilo".

En el otro lado del ring se encuentran las ferias locales, mucho más tranquilas y pausadas, en las que tienes el handicap que seguramente no vayas a encontrar ninguna sorpresa destacable. Eso sí, puedes conversar tranquilamente con elaboradores y aficionados.

Ambos tipos de eventos son complementarios, por lo que lo ideal sería un abanico en el que convivan un número justo de ferias grandes, medianas y pequeñas.

En resumen, poco a poco pasará como con los productores: aquellas ferias que por calidad, ubicación y otras circunstancias, la hagan merecedora de un interés mutuo para profesionales y consumidores, perdurarán edición tras edición. Otras con menor aceptación desaparecerán de manera natural.

Es sólo cuestión de tiempo...