Desde el 2 de octubre hasta el 11 fue fue el Oktoberfest Barcelona 2015, una especie de intento de emular el famoso festival germano. En un principio era bastante reticente a asistir, pues la oferta no era nada del otro mundo: Paulaner Heffeweisse, Salvator y Oktoberfest Bier; nada nuevo bajo el sol. El tema es que finalmente la idea de pasar un buen rato tranquilamente se impuso y nos acercamos a la tremenda carpa que habían montado en Montjuïc.
Como es habitual desde que somos papis, la asistencia a este tipo de eventos la hacemos al mediodía, aprovechando que es el horario más tranquilo y más adecuado para ir con los peques.
Al llegar no tuvimos problema alguno en sentarnos en una de las largas mesas y pedir tranquilamente nuestras consumiciones y un par de bocatas con diversas salchichas para acompañar el trago.
La cerveza estaba como en Múnich, a 10 € la jarra de litro y 6 € la de medio. Estaría bien comentarles a los organizadores que aquí NO cobramos como los alemanes, pero me imagino que sería como predicar en el desierto. Como la idea no es tampoco ponerse ciego, sino tomar algo tranquilamente, le economía sufre lo justo.
PROST! |
A medida que pasaba el tiempo, y debido a la poderosa fuerza de la gravedad, que hacía que la cerveza bajase por nuestras gargantas en vez de quedarse pegada en el fondo de las jarras empinadas, el ambiente se fue haciendo más festivo y, una vez perdida ya la vergüenza, ya se veía algo más de desmadre.
Hay que decir que la organización ayudaba a crear buen ambiente, pues había concursos de mantenimiento de jarras, cantaban el cumpleaños de quien fuera, les hacían un detalle a las despedidas de soltero que había por allí, etc...; lo cual, siendo tan temprano, era de agradecer.
Así que aceptamos pulpo, pues pese a no tener ni punto de comparación con el original, sí que fue un evento entretenido y con buen ambiente, en el que pudimos disfrutar un poquito más de la cerveza.
Foto: Laura García |
Salut!